Y al mismo tiempo que descubría esto, entendí que desde el principio del desarrollo de la osteopatía en Francia, estábamos cortados de sus raíces y que recibíamos y transmitíamos una osteopatía « sin soplo ».

Esto se ha visto considerablemente agravado por la sed de reconocimiento que ha llevado a los osteópatas a querer aparentar « ser científicos » para poder gozar del favor de los poseedores del poder de reconocimiento y a intentar reducir lo más posible los otros aspectos (a pesar de ser esenciales) de la osteopatía y principalmente los aspectos filosóficos, por no decir espirituales (no digo religiosos, digo espiritual, lo que es muy diferente).

Desde entonces, he deseado ardientemente ayudar a aquellos que lo deseaban (esto no se podría imponer) a restablecer este vinculo con su fuente. Es lo que motivó mi implicación con la Académie d'Ostéopathie de France (Academia de Osteopatía de Francia) en 1998, la traducción de los textos de Still, la creación de la revista Apostill, con los seis primeros números que fueron dedicados a reanudar este vinculo.

Desafortunadamente, el poco interés y el escaso apoyo encontrados para este proyecto por parte de las instancias dirigentes, me llevó a dejar dichas funciones y a proseguir con mis medios la idea tan preciada para mí. También es uno de los objetivos principales de esta Web : ayudar a reencontrarnos con nuestras fuentes.


Estorbos

No es prueba de buena salud el hecho de estar bien integrado
en una sociedad profundamente enferma.
Krishnamurti

El día que los basureros recogen todo lo que no puede contener la basura[1]estándar, y que lo depositamos sobre la acera para deshacerse de ello, para nosotros se llama el día de « los estorbos.» ¿ Qué justifica la asociación de los estorbos y de la osteopatía ? Pues, Querido Lector, es que los osteópatas, ellos también tienen sus estorbos. Quiero hablar de Still, Sutherland y en una menor medida, Littlejohn y algunos más. Y ¿ por qué, gran Dios, Still y Sutherland se han convertido en estorbos ? Seguramente los motivos sean diversos, pero todos coinciden en el hecho que hoy ya no deseamos valernos de sus recomendaciones, ni exhibirlos. Durante mucho tiempo, nuestros Ancianos no nos han molestado : eran inaccesibles. Sus libros eran difíciles de conseguir, y además escritos en inglés. Se usaban para las necesidades de la causa del momento, particularmente evocando alguna citación. Citaciones generalmente sacadas de las primeras páginas, a menudo alteradas y casi nunca referenciadas, o bien sacadas de textos de otros autores americanos… De este modo se les podía hacer decir “ aproximadamente ” lo que uno quisiera. Eran útiles y no nos estorbaban. De ensueño.

Pero, ahora resulta que les viene la idea a una gente estrafalaria de traducir estos textos y ponerlos al alcance de todos. De repente, tenemos a Still y a Sutherland ¡ que nos aparecen como unos estorbos ! Se les reprocha particularmente de ser obsoletos, envejecidos, de haber caído en lo esotérico y lo espiritual. Total, nuestros Ancestros no son presentables. Desentonan, se dice oficialmente. Causan un contraste chocante para hablar claramente. Hay que decir que Still no ha sido nada razonable tampoco. Para empezar, en sus escritos, con nada menos que 300 evocaciones de Dios y del divino en su Autobiografía. Además, parece ser que, a consciencia, ha ido a curiosear en todos los campos posibles e imaginables, más bien los menos recomendables : frenología, magnetismo, espiritismo, etc.2 Algunos afirman incluso que fue franc-mason (de la francmasonería).3 Hay que decir que llamar al Creador, Gran Arquitecto, es un poco vistoso. Incluso hay quienes pretenden que fue acupuntor.4 Gracias a Dios, a su época Moon y Hubbard no habían nacido, si no, hubiera sido capaz de meter la nariz en los unificadores y los cientólogos… Sutherland no es mucho mejor : él también evoca a menudo a la Biblia y al Creador. Además, inventa unas cosas imposibles como la « luz líquida », o bien habla de « transmutación », de « Soplo de Vida ». ¿ Qué queréis que hagamos con esto hoy en día ? El más presentable sigue siendo Littlejohn – en sus escritos por lo menos (me he dejado decir que John Wernham se habría asegurado de ello).

Es cierto que a nuestros detractores no les sobra la delicadeza, al igual que el psiquiatra Jean Abgrall, el cual en su libro Los charlatanes de la salud 5 clasifica a la mayoría de las prácticas no oficiales y por tanto la osteopatía, en las « patamedicinas » - término alternativo elegido para charlatanería – y no duda en cualificar a los pacientes que usan estos medios para mejorar su salud de « crédulos extáticos. » 6 Visto el número de personas usuarias de estas prácticas, esto tiende a considerar que el mundo está poblado por chiflados. Suerte que los psiquiatras están ahí… Frente a tal arrogancia, es obvio que es tentador jugar « las cartas de la discreción » y sobre todo no decir nada o no mostrar nada que pueda irritar a las autoridades. Es lo que hacen nuestras asociaciones socio-profesionales en sus trípticos de presentación de la osteopatía. La mayoría de las veces, el origen de la osteopatía no es evocado, y está claro que tampoco Still, Sutherland, o Littlejohn. ¿ Y qué decir de las escuelas que han tomado la responsabilidad de enseñar la osteopatía ? A estudiantes que están en fin de carrera, durante los cursos de post-grado, les pregunto : « ¿ Quién ha leído Autobiografía ? » « ¿ Quién ha leído Filosofía de la osteopatía ? » « ¿ Quién conoce la historia de Sutherland ? » Estoy consternado al ver las pocas manos que se levantan, cuando se levanta alguna…

¿ Por qué los osteópatas intentan desesperadamente cortarse de sus raíces, por el motivo más o menos reconocido (más bien, menos que más) que nos son presentables ? Así que, ¿ nos hemos hecho tan pequeños, que ya no somos capaces de discernir la grandeza de nuestros maestros, hasta el punto de avergonzarse de ellos y de no atreverse a evocarlos, de ignorarlos, de ni siquiera osar decir quienes somos y sobre qué fundamos nuestra práctica ? No obstante, al examinar la manera en la que actuaron nuestros Ancianos, nos damos cuenta que su comportamiento fue completamente diferente : se atrevieron a afirmar lo que eran y lo que pensaban, sin aceptar nunca ninguna concesión sobre lo que les parecía esencial : su filosofía. ¿ Hay otra manera de existir que tal y como somos verdaderamente ? Esto se llama integridad, y notad bien que no he escrito « integrismo ». Por cierto, ¿ qué tenemos para oponer a nuestros detractores, si no es la filosofía que hace el fundamento de la osteopatía ? Los osteópatas gastan un tiempo y una energía considerables en no ser lo que son y en aparentar lo que no son. A la evocación de este problema, una frase de Still me viene : « No temáis a los enemigos que atacaron cada progreso que hemos emprendido. No pueden perjudicarnos, sus golpes no son más que bendiciones disfrazadas. Nuestro mayor peligro, el único peligro, que de hecho puede amenazar al futuro de la osteopatía reside en los errores de aquellos que pretenden ser nuestros amigos. » 7.


Unirse a la fuente

En estos tiempos difíciles para la osteopatía, me parece esencial desvelar o despertar nuestras consciencias quiescentes de osteópatas y proporcionar los elementos los más justos posibles que permitan a cada uno decidir qué osteópata quiere ser y qué osteopatía desea practicar y ver reconocida. Obviamente, esto no se puede hacer deshaciéndonos de nuestros antepasados, sino respetándolos e intentando analizar su mensaje esencial para actualizarlo mejor. He ahí uno de mis objetivos esenciales cuando traduzco a Still y me propongo darlo a conocer. Traducción y lectura de Still permiten la unión a la fuente, lo que por varios motivos me parece esencial actualmente. Fundador de la osteopatía, Still representa nuestra fuente común. Su filosofía es nuestro punto común esencial, sobre el cual todos los osteópatas, a pesar de sus diferentes formaciones, personalidades y prácticas, pueden encontrar verdaderos puntos de acuerdo.

La transmisión de la filosofía de la osteopatía siempre ha constituido una preocupación mayor para Still. Ahora bien, a cada transmisión, un concepto es alterado, por aquel que lo transmite, como por el que lo recibe. Multiplicando los intermediarios, multiplicamos las alteraciones y la osteopatía francesa sufre cruelmente de este fenómeno. La referencia a la fuente de un saber o de un concepto reduce considerablemente este escollo puesto que no induce más que una alteración para cada persona que se refiere a ella. Aquí, la traducción puede constituir una alteración suplementaria que he intentado minimizar al máximo. Por otra parte, la filosofía de Still es profundamente naturalista. Respeta particularmente el hombre y la vida. En cien años, lo esencial del hombre vivo no ha cambiado. Únicamente las interpretaciones o las explicaciones que damos de ello han cambiado, a la luz de los descubrimientos de la ciencia y de la medicina, de modo que el enfoque osteopático sigue siendo hoy en día tan verídico y aplicable como hace cien años. ¿ Y donde encontrarla más conforme a Still que en sus mismos escritos ?


Y encontrar un fulcro

Los recientes acontecimientos que conciernen a la publicación de los decretos que reglamentan la profesión, las limitaciones del ejercicio profesional, el bajo nivel de exigencia en la formación de los osteópatas y por último, la inquietante proliferación de las escuelas de osteopatía, y por tanto, a corto plazo, de los osteópatas que saldrán de ellas titulados, nos dejan expectantes y preocupados en cuanto a nuestro futuro profesional y al porvenir de la osteopatía. Si contamos con los responsables políticos, las organizaciones profesionales, los directores de las escuelas, tenemos motivos suficientes para estar preocupados : la historia demuestra claramente que en ningún caso se puede contar con ellos. Sus intereses no son los nuestros.

Sin embargo, la osteopatía ya ha atravesado múltiples crisis en distintos países y sigue existiendo todavía, simplemente porque continúa siendo practicada, con éxito por osteópatas, sea cual sea su modo de reconocimiento (o de no reconocimiento). Entonces finalmente, es seguramente entre las manos de los mismos osteópatas donde reposa la osteopatía y que, a pesar de lo que se pretende a menudo, es ahí donde está más segura. No obstante, con la condición de que los osteópatas conozcan la filosofía de la osteopatía – su fulcro -, y consigan permanecer centrados sobre él.

Fulcrum o fulcro. Esta palabra, emblemática de la osteopatía, significa « punto de apoyo ». Dice bien lo que quiere decir. Evoca un centro, inmóvil y estable a partir del cual, alrededor del cual se mueven las cosas. La capacidad de mantener un punto de apoyo estable es la misma fuente de la potencia. Esto es verdad a nivel físico, mental y espiritual. Frente a la incomprensión, a la incompetencia de aquellos que pretenden regular nuestra profesión, es inútil gemir, blandir banderolas ni siquiera gritar eslóganes. Tenemos mejores cosas que hacer : centrémonos sobre nuestro fulcro y trabajemos, en el día a día a partir de este punto. No es espectacular, tampoco verdaderamente gratificante para el ego, pero sí particularmente eficaz. Mantengamos las esperanzas. Siempre existirán osteópatas centrados sobre su fulcro básico, Still y su filosofía, llevando bien alto el estandarte de la osteopatía y viviéndola, por respeto a sus fundamentos filosóficos y a su ética, verdaderas garantías de su eficacia y por tanto de su perpetuación. Recordemos a Fryette, un nombre importante de la osteopatía : « Atrévete a ser diferente. Muchos prefieren la ortodoxia a la verdad. » 8


[1]·Este texto retoma casi integralmente un editorial escrito para el nº 9 de la revista Apostill, otoño 2001, más que nunca de actualidad.
2 C. Trowbridge, Naissance de l'ostéopathie (Nacimiento de la osteopatía).
3 O. Auquier & P. Corriat L'ostéopathie, comment ça marche ? (La osteopatía, ¿cómo funciona ?) p. 40., confirmado por la página Web de la Grande Loge Nationale de Lutèce : http://www.glnf.fr/province/lutece/?refer=loge&LOG_N_ID=2870
4
J-P. Amigues Traité de clinique ostéopathique (Tratado de clínica osteopática), p. 88.
5 Abgrall Jean-Marie 1998. Les Charlatans de la santé (Los Charlatanes de la salud). Paris : Payot. ISBN : 2-22889-194-0.
6 Leer al respecto el artículo de Alain A. Abehsera Médecines alternatives, médecines conventionnelles (Medicinas alternativas, medicinas convencionales), p. 58.
7 A. Hildreth, The Lengthening Shadow of Dr. Andrew Taylor Still, p. 211.
8 H.H. Fryette, Principes des techniques ostéopathiques (Principios de las técnicas osteopáticas), p. 12.